Fue la primera foto linda que nos sacamos de los cuatro. La imprimí grande, para estrenar un portarretratos divino que me regaló una mujer querida para nuestro casamiento.
Y adelante, Lunita.
El otro día fuimos a pasear con amigos a Camorritos, y encontré un pedacito de árbol. Como esas cascaritas de tronco que se les caen a los árboles. Me alegró y la agarré: un poquito de este paseo, de Luna. Esto es algo de mi duelo. Ahora cuando voy por la vida, miro distinto. Miro mirando, viendo, econtrando. Pequeñas cosas en las que no me habría fijado, ahora son un regalo, una conección con Luna.
En casa pinté una lunita, un corazon, un te quiero, otro corazón.
El jazmín de casa está soltando florcitas. Las chicos me las traen y las ponemos acá: en la foto de toda la familia. Los cinco. Los Williamson.
Creo que toda la vida va a ser así. Siempre descubriendo cosas nuevas. Siempre voy a tener cosas nuevas de Luna. Siempre voy a poder sacarle fotos, porque todo es parte de su vida, de nuestra familia, de nuestro amor.
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